miércoles, 10 de diciembre de 2008

CARRERA ESPACIAL


Uno de los campos que más se benefició con la Guerra Fría fue el área de la tecnología. En un principio no fue más que una campaña de imagen para desarrollar el programa de misiles balísticos intercontinentales. Como dijo Carl Sagan, lanzar una ojiva vacía o cargada de explosivos al espacio para recogerla en el Océano, no era especialmente espectacular. Pero si se trataba de un satélite, la cuestión resultaba diferente. Lo cierto es que lanzaderas como el Atlas que llevó a John Glenn no eran otra cosa que un misil.
Sin embargo, la carrera espacial se convirtió muy pronto en una forma de propaganda internacional. Por alguna razón que los estadounidenses no llegaban a comprender, la propia India, y después el Egipto de Nasser, parecían tener cierta afinidad por el comunismo. Pese a su superioridad económica, las nuevas naciones parecían decantarse por el comunismo (como era el caso de Indonesia a principios de los 50).
En la urgencia de mostrar su superioridad frente al rival, para atraer con ella a las ex-colonias, tanto EEUU como la URSS se esforzaron en mejorar sus lanzaderas, así como los productos derivados de sus adelantos tecnológicos. Ciertas tecnologías conocidas hoy (como algunos tejidos sintéticos) fueron fruto de esa carrera.
La carrera espacial se puede definir como una subdivisión del conflicto no declarado entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el ámbito espacial. En 1957, los rusos lanzaron el Sputnik, primer artefacto humano capaz de alcanzar el espacio y orbitar el Planeta. En noviembre de ese mismo año, los rusos lanzan el Sputnik II, y dentro de la nave, el primer ser vivo sale al espacio: una perra Kudriavka, de nombre Laika, que murió a las 7 horas de salir de la átmosfera.
Tras las misiones Sputnik, los Estados Unidos entraron en la carrera lanzando el Explorer I en 1958, pero la Unión Soviética consigue dar un paso gigantesco, al conseguir lanzar en 1961 la nave Vostok 1, tripulada por Yuri Gagarin, el primer ser humano en ir al espacio y regresar sano y salvo.
Fue entonces cuando la rivalidad aumentó hasta tal punto que el propio presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, prometió enviar estadounidenses a la Luna antes del fin de la década. Los soviéticos se dispusieron a vencer a los estadounidenses: las misiones Zond debían llevar humanos para orbitar la Luna, pero debido a fallos técnicos sólo consiguieron enviar misiones no tripuladas: Zond 5 y Zond 6 en 1968. Los Estados Unidos, por su parte, consiguieron enviar la misión tripulada Apolo 8, en la Navidad de 1968.
El próximo paso sería, naturalmente, posarse en la superficie de la Luna. La misión Apolo 11 consiguió realizar con éxito su tarea y Amstrong y Edwin Aldrin se convirtieron así en los primeros humanos en caminar sobre otro cuerpo celeste. Más tarde vendrían las misiones Apolo 12, 14, 15, 16 y 17 que repitieron la hazaña, llevando hasta un total de 12 personas hasta la superficie lunar hasta que en 1972, con el Apolo 17, el proyecto se dio por finalizado por falta de presupuesto; las misiones inicialmente previstas Apolo 18, 19 y 20 fueron canceladas.

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